Efectos multiplicadores – La historia de Lalita

Lalita Bhalla, una señora mayor de la India central, y su marido Ramesh son pequeños agricultores que luchaban por cultivar suficientes alimentos para su familia.

 “Solíamos quedarnos sin trigo para comer a los seis o siete meses. Después teníamos que comprarlo”, recuerda ella. Desde que se unieron a un proyecto agrícola de Cáritas, han visto cómo ha mejorado su situación respecto a los alimentos. “Ahora nos duran todo el año”, dice.

Ahora forman parte de un programa de Cáritas dirigido por agricultores en el que se analizan las semillas y los métodos de cultivo para saber qué funciona mejor para los pequeños agricultores. Como muchas familias en la India, la pareja tiene limitaciones en lo que respecta al terreno, al agua y al dinero para pesticidas y fertilizantes. Además, como todos los agricultores, sufren males que pueden acabar con su fuente de alimentación.

En la zona en la que viven Lalita y Ramesh, el virus del mosaico amarillo supone un problema importante. El año pasado arrasó con toda la cosecha.

El programa de Cáritas analiza las semillas y ofrece a los agricultores una variedad de semillas gratuitas. “Nosotros damos opciones. El agricultor elige,” dice Valentine Pankaj, coordinador del programa de Cáritas.

Lalita y Ramesh escogieron la especie ʻsemilla negra IPU-94ʼ por ser resistente al virus del mosaico amarillo.

Cáritas crea bancos de semillas que tienen literalmente un “efecto multiplicador” en la comunidad. En lugar de gastar el dinero, los agricultores obtienen semillas gratuitamente del banco de semillas y después devuelven el doble tras su cosecha.

Ramesh y Lalita devolvieron varios kilos de semillas. “Nos sentimos bien al dar semillas al banco de semillas. Estas deberían ser de todos y ayudar a todos”, explica ella.

El programa de los agricultores también organiza sesiones al aire libre para que aprendan diversas prácticas, como el trabajo de arado en verano, el cual acaba con ciertos insectos como las larvas, que excavan la tierra en profundidad. Además, Cáritas ayuda a algunos agricultores para que sus productos adquieran la certificación de orgánicos, lo que en algunos casos significa que reciben más dinero por su producto.

 “Antes de este proyecto, pedíamos créditos para comprar semillas y fertilizantes. Ahora no tenemos que hacerlo. Tenemos semillas para comer, vender y plantar en la próxima temporada”, dice Lalita.

Por Laura Sheahen, Oficial de Comunicaciones  de Cáritas.

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