Ideas innovadoras en El Salvador

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Caritas no solo ofrece a las personas una mano para ayudarlas, en tiempos de necesidad, sino que también las escucha y puede darles buenos consejos. Y una buena idea puede marca la diferencia, especialmente si estimula a la gente a pensar de otra manera y, en el caso de algunos pequeños agricultores de El Salvador, significa conseguir una mayor y mejor cosecha.

Alex Edgardo Contreras cultiva tomates, pimientos, chiles y otras hortalizas en la localidad de San Juan el Espino, en el departamento de Ahuachapán, de la región occidental de El Salvador.  Alex está empezando ahora a cultivar arroz, que aunque es más adecuado para la tierra, había sido olvidado como cultivo que genera ingresos.

“Me acuerdo cuando era pequeño, que en esta zona había arrozales. Es tierra pantanosa y yo solo la podía cruzar en verano. Por aquellos tiempos, los terratenientes propietarios de la tierra solo sembraban arroz, pero cuando hubo un bajón de precios dejaron de sembrarlo”, dice Alex. “Los terratenientes y el Gobierno perdieron su interés y dijeron que era tierra yerma. Por eso, nosotros, pequeños agricultores, sembramos otros cultivos, sin embargo, nunca hemos podido conseguir buenas ganancias, en comparación con todo el trabajo realizado”.

Fue el director de la Caritas diocesana de Santa Ana, Manuel Morán, que pensando en las buenas cosechas de arroz del pasado le sugirió a Alex que empezara a sembrar arroz en pequeñas parcelas. Cultivos como la caña de azúcar, en terreno pantanoso no eran productivos, como tampoco funcionaba la ganadería. Muchos campesinos acabaron endeudados con los bancos a causa de los escasos resultados.

“Hasta que Caritas promovió la idea de volver a los arrozales, nunca consideramos esa idea”, sigue contando  Alex. “Sin embargo este año lo hicimos y fue una gran experiencia. Lo intentamos y hemos conseguido una cosecha abundante. Ahora queremos crear albercas y pozos en puntos estratégicos de la tierra, de manera que cuando el agua escasee en verano, tengamos un  sistema de irrigación. También tenemos menos plagas de insectos en nuestros cultivos, ahora que hemos vuelto al arroz. Todo funciona mejor porque estamos en armonía con nuestro medio ambiente”.

La familia de Alex, así como las de otros campesinos que también sembraron arroz, tienen ahora   más comida en sus mesas. Su margen de beneficios se ha duplicado, desde que cambiaron cultivo, además ahora tienen dinero para escolarizar a sus hijos y para gastos médicos.  Las pocas palabras de sabiduría de Caritas y un poco de estímulo han llegado lejos.

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