Cáritas sigue con su campaña “Alimentos para todos”

Texto. Gema Martín Borrego y Alberto Arciniega, Cáritas

En pleno siglo XXI y disponiendo el planeta de recursos suficientes, 805 millones de personas pasan hambre. Cáritas se ha propuesto hacer todo lo posible para acabar con este escándalo antes de 2025. Por eso, en 2013 lanzó la campaña global “Una sola familia humana. Alimentos para todos”, que hasta mayo de este año llevará a cabo en todo el mundo diversas acciones de incidencia política y de sensibilización a la población. En este reportaje hacemos un recorrido por las más relevantes que se han puesto en marcha en España y América Latina.

Julio de 2014. Shanki, un campesino etíope, ha tenido una excelente cosecha de maíz y judías que ha vendido a un precio justo en el mercado local. El dinero obtenido no sólo le permite comprar alimentos suficientes y nutritivos para su familia durante varios meses; también le proporciona un excedente económico con el que puede adquirir nuevas herramientas y semillas en la cooperativa agrícola a la que pertenece, y así el próximo año mejorar su producción. El testimonio de Shanki es real. Se lo ha contado a nuestros compañeros de Cáritas Etiopía, que llevan a cabo un proyecto de desarrollo rural en una de las regiones más pobres del país, donde ya están logrando cambiar la vida de muchas personas. El problema es que la historia de Shanki y de sus vecinos es casi única, una gotita de esperanza en el desierto africano donde cultivan sus tierras los más pobres; las fértiles están en manos de multinacionales.

Proyectando el futuro

Año 2025. La historia de Shanki ya no es una excepción; es similar a la de millones de personas que hasta hace bien poco apenas podían alimentarse a sí mismos y a sus familias, y ahora tienen un pequeño huerto para plantar sus verduras, animales que les dan carne y leche, y dinero para comprar comida a sus hijos. No es mucho, pero sí suficiente para llevar una vida activa, saludable y digna. Ese es el sueño de los 805 millones de personas que, hoy, pasan hambre en el mundo, y el de otros tantos hombres y mujeres que luchan para que en la próxima década haya alimentos para todos en este planeta.

La red internacional de Cáritas lleva muchos años tratando de que este sueño –el de erradicar el hambre en el mundo– se haga realidad. El derecho a la alimentación es uno de los sectores prioritarios de actuación de todos los miembros de la red. Cáritas Española, por ejemplo, apoya proyectos en este campo en cerca de 40 países, como Perú o Ecuador, donde viven comunidades indígenas con altos índices de desnutrición crónica, o la región del Sahel, que sufre crisis alimentarias recurrentes.

Y ahora Caritas Internationalis (CI) ha dado un paso mucho más ambicioso, al poner en marcha la campaña global “Una sola familia humana. Alimentos para todos”, que tiene como meta contribuir a erradicar el hambre en 2025 y conseguir que el derecho a la alimentación, que está reconocido por la legislación internacional, sea una realidad para todos los habitantes de este planeta. “Hay que recordar siempre que el planeta es de toda la humanidad y para toda la humanidad, y que el solo hecho de haber nacido en un lugar con menores recursos o desarrollo, no justifica que algunas personas vivan con menor dignidad”, escribe el papa Francisco en su Evangelii gaudium.

Cáritas Española se sumó desde el principio a esta iniciativa que se lanzó el 10 de diciembre de 2013 en forma de una ola de oración que recorrió el mundo y que contó con el apoyo del Papa Francisco quien, en un mensaje grabado para la ocasión, pidió a Gobiernos, instituciones políticas y sociales y a toda la sociedad que no mirasen hacia otra parte “fingiendo que el problema no existe, mientras millones de personas pasan hambre”.

Desde ese momento y hasta mayo de 2015 –la fecha de cierre de la campaña, que coincide con la Expo de Milán, cuya temática girará en torno al lema “Alimentar el planeta. Energía para la vida”–, las 164 Cáritas nacionales que integran CI están llevando a cabo diversas acciones de sensibilización a la población y de incidencia política dirigida a representantes de la Administración Pública, Gobiernos nacionales e instituciones supranacionales, así como actividades de promoción de las personas en situación de pobreza.

Y estas acciones se están llevando a cabo en todos los niveles de la red Cáritas, una red de trabajo por los últimos y no atendidos de 200 países. Todos los que formamos Cáritas y somos miembros de la Iglesia universal, colaboramos o podemos colaborar en la campaña: desde los responsables de Caritas Internationalis y Cáritas Europa que están elaborando posicionamientos políticos en torno al Derecho a la Alimentación, hasta los voluntarios de una Cáritas Diocesana que acuden a un colegio para contar a los chavales las causas del hambre en el mundo y qué pueden hacer ellos para luchar contra el despilfarro de alimentos, pasando por un párroco que lee en misa una carta pastoral recordando el mandato de Nuestro Señor de alimentar a los pobres: “¡Dadles vosotros de comer!”, (Mc 6,37).

La Campaña en América Latina

Pasos similares han seguido nuestros hermanos de América Latina. Los sentimientos son encontrados, pues hay áreas de desarrollo donde el hambre puede parecer nula, el continente a veces parece “ocultar” esa triste realidad que nos demanda acción inmediata, pero resulta una ilusión pues al adentrase sólo unos pasos al interior de la región se puede consatar que alberga a millones de personas que viven en condiciones de hambre y desnutrición, desde los países con las economías más grandes, como Brasil o México, hasta las más pequeñas.

Haití, por ejemplo, tal vez la nación más pobre y que con mayor fuerza enfrenta los estragos del hambre en América Latina, también ha emprendido campañas en sus 10 diócesis para erradicar el hambre y la mala alimentación. Por igual, en octubre, a la par que las jornadas que sobre Alimentación se emprendieron en el resto del mundo, la Cáritas nacional llevó a cabo su 30 Asamblea General bajo el lema “Haití, una sola familia: todos sus hijos e hijas tienen derecho a una alimentación adecuada”, donde se presentaron cientos de pequeñas acciones para aliviar este problema.

“Quedarse sin comer debe ser una opción individual; el hambre no debe ser la dictadura de la sociedad”, exigió Mons. Marie Erick Glandas Toussaint, Presidente de Cáritas Haití.

En agosto pasado, en San Luis Talpa, al sur de San Salvador, en la Diócesis de Zacatecoluca, se pudo observar directamente cómo pequeños agricultores, como Francisco García, han iniciado acciones de adaptación al cambio climático con el apoyo de cultivos orgánicos, lo que les ha permitido que sus cosechas de maíz sobrevivan pese a la sequía que azota a todos los países Centroamericanos. Se trata de un proyectos, como muchos que la Cáritas locales emprenden en la región, para promover la autosuficiencia alimentaria.

En Perú, de la misma forma, se preparó a casi un centenar de mujeres sobre técnicas para la producción de leche con el doble propósito de que su producción esté sano no sólo para el autoconsumo, sino también para comercializarlo.

En todos estos países las Cáritas han dialogado con funcionarios de la región, no sólo para compartir experiencias, unificar criterios, sino también para exigir el cumplimiento del derecho alimentario o legislar en la materia.

En México, otro ejemplo, se dio el caso de que la campaña “Una sola familia, alimentos para todos”, coincidiera con un programa del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto llamado “SinHambre”, Cruzada Nacional contra el Hambre, que generó sospechas en los mal pensados sobre la colaboración del Gobierno con la jerarquía católica mexicana. No por eso las Cáritas se echaron para atrás y han buscado la manera de aprovechar el programa para multiplicar la ayuda que llegan a los más necesitados a través de los comedores diocesanos o el reparto de despensas.

Colombia, Costa Rica, Bolivia, México, Brasil, Ecuador, Venezuela, Honduras, Panamá, Chile, Paraguay, desarrollan muchos proyectos parecidos a través de sus Cáritas diocesanas, y aunque se trata de una generosidad abundante, también por el tamaño del problema resultan insuficiente. Se debe hacer más para cumplir con el propósito de erradicar esta desventaja en que viven millones de seres humanos antes del 2025.

Acciones de incidencia política

Además de los documentos de posicionamiento sobre el hambre a nivel europeo e internacional, Cáritas está trabajando para implementar el Derecho a la Alimentación en todo el mundo.

Algunas Cáritas nacionales también están llevando a cabo una evaluación sobre la implementación de las Directrices Voluntarias de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en varios países. Estas 19 directrices son una hoja de ruta –voluntaria, como su propio nombre nos recuerda– que la FAO ofreció seguir a los países del mundo para lograr que el Derecho a la Alimentación se contemplase en su legislación, para que se aplicara de manera real y efectiva, y para acabar con el hambre en sus territorios. Entre ellas, encontramos normas relativas al agua, a la tenencia de tierras, a una alimentación saludable, segura y nutritiva…

Precisamente, Cáritas Española está colaborando con Cáritas Guatemala y Nicaragua en la realización de un estudio sobre la implementación de las directrices de la FAO en estos países americanos, que está a punto de concluir.

Movilización social en España

No cabe duda de que una de las maneras de recordar a los Gobiernos y organizaciones internacionales su responsabilidad en el escándalo del hambre en el mundo es a través de la sensibilización y movilización social. Una sociedad bien informada y sensibilizada luchará por sus derechos y los de las personas que no pueden hacerlo, y denunciará los sistemas injustos que son la causa del hambre. No podemos olvidar que aunque hay alimentos suficientes para todos en el mundo, 842 millones de personas no los tienen en cantidad y calidad adecuadas para tener un crecimiento y desarrollo normales y una vida saludable. Por lo tanto, el hambre no está causada por la carencia de alimentos, sino por la desigualdad en el acceso a ellos.

En España, Cáritas se ha unido a otras organizaciones cristianas –Manos Unidas, CONFER, Justicia y Paz, REDES y Obras Misionales Pontificias (OMP) – para que los ciudadanos conozcan esta realidad; para que exijan a sus representantes públicos un mayor compromiso en la lucha contra el hambre; para que se conviertan en consumidores responsables y sepan las consecuencias del desperdicio de la comida; para que sigan un estilo de vida que proteja el medio ambiente y no contribuya al cambio climático que tanto daño hace a las cosechas; para que colaboren en proyectos de ayuda a los más pobres y hambrientos sean del país que sean…

Para ello, y desde el lanzamiento de la campaña, la Confederación Cáritas España ha llevado a cabo diferentes acciones de comunicación y sensibilización: ha celebrado una vigilia de oración para pedir alimentos para todos en colaboración con el resto de organizaciones cristianas; ha organizado, coloquios, mesas redondas y actividades formativas; ha lanzado una campaña con diversos materiales, desde vídeos o exposiciones fotográficas hasta inserciones publicitarias en medios de comunicación; ha propiciado el encuentro entre personas de nuestro país y de países del Sur que conocen, de primera mano, la inseguridad alimentaria que sufren sus conciudadanos.

El pasado mes de octubre, cuando el mundo conmemoraba el Día de la Alimentación (el 16 de octubre) y de la Semana contra la Pobreza (entre el 13 y 18), las organizaciones miembro de la red internacional de Cáritas se unieron para realizar actividades que sumaran al objetivo común de la campaña: erradicar el hambre en 2025.

El mismo Día de la Alimentación, Cáritas Española y Manos Unidas, organizaron en Madrid una mesa redonda en la que personas llegadas de Camerún, Camboya y Ecuador nos contaron la situación alimentaria que viven sus países y el trabajo que sus Cáritas realizan para hacer efectivo el Derecho a la Alimentación y garantizar que todos los seres humanos tengan acceso a alimentos seguros y nutritivos. Junto a ellos, participaron miembros de Cáritas Diocesanas españolas que también han desarrollado proyectos para conseguir al cumplimiento efectivo de este derecho. El acto terminó con la actuación del Grupo Grupo de Baile «Tahen» de Camboya, algunos de cuyos integrantes son niños víctimas de las minas antipersona.

Esa mesa redonda no sólo se celebró en la capital del país; durante todo el mes de octubre recorrió la geografía española llevando a otras 11 ciudades todas estas experiencias significativas y buenas prácticas que pueden ayudar a acabar con el escándalo del hambre. Esperamos que el testimonio de las Cáritas del Sur, las actividades de comercio justo (que acompañaron a la mesa redonda) y una exposición con fotos y mensajes de denuncia, y a la vez de esperanza, hayan ayudado a concienciar a la población española de que también es su responsabilidad ayudar a aliviar el sufrimiento de los hambrientos.
Además, Cáritas Española participó, el día 13 de octubre, en la conmemoración de la Jornada del Domund que organizó Obras Misionales Pontificias, con un coloquio dedicado a la labor que la Iglesia hace, como una familia humana, en favor de las personas que se encuentran en inseguridad alimentaria.

Promoviendo el Derecho a la Alimentación a través de proyectos de desarrollo

El otro pilar fundamental e irrenunciable de nuestra campaña es promover la participación de las personas que se encuentran en situación de pobreza y hambre en la toma de decisiones sobre Derecho a la Alimentación, porque ellos deben ser los protagonistas de su propio desarrollo.
En este objetivo se enmarca el Premio de Buenas Prácticas que ha convocado Caritas Internationalis para reconocer los mejores proyectos de Derecho a la Alimentación y cuyos ganadores dará a conocer a a lo largo de este año.

Y con este mismo objetivo el trabajo en cooperación internacional de Cáritas Española se centra en proyectos del sector de la alimentación que prioricen la formación de campesinos, por ejemplo, en técnicas de cultivos o en el conocimiento de sus derechos sobre el acceso al agua; que tengan como objetivo la creación de cooperativas u otras redes de ayuda comunitaria, o que promocionen el mercado local. Cáritas acompaña a las comunidades para que sean ellas mismas quienes tomen la iniciativa y gestionen solicitudes ante las instancias gubernamentales para implantar proyectos de alimentación con recursos públicos.

El fin último de estas acciones, que también es la meta de la campaña global de Cáritas, es que las personas beneficiarias de nuestros proyectos lideren la lucha por tener plenamente reconocido su Derecho a la Alimentación; eso sí, con la ayuda de todos, porque como decía el Papa Francisco, “todos debemos ser promotores de una auténtica cooperación con los pobres, para que a través de los frutos del trabajo de ellos y de nuestro trabajo, todos podamos vivir una vida digna”. “Roguemos al Señor para que nos conceda la gracia de ver un mundo en el que nadie muera de hambre”.

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